autocuidado

Depilarse, maquillarse o descansar: ¿Y si el autocuidado fuera feminista?

Seamos sinceras: esta semana ¿Cuánto tiempo te has dedicado? Estoy segura que, por desgracia, la mayoría habréis contestado que poco o nada. El ritmo social frenético, las obligaciones de la vida adulta e incluso las obligaciones autoimpuestas nos roban mucho tiempo que olvidamos que nos pertenece y eso hace que a veces nos sintamos un poco más apagadas o desilusionadas, pero esto puede solucionarse e incluso revertirse.

Yo vivía girando en este modo cíclico e infinito, agotador y poco útil realmente porque centramos nuestra atención en la hiperproductividad y no en nosotras, en cómo nos sentimos o en cómo nos percibimos. El año pasado pude formar parte del rodaje de un videopodcast que hablaba sobre maternidades valientes y me sorprendieron algunas de las palabras que escuchaba de las protagonistas después de pasar por mis manos: “wow, hacía tiempo que no me miraba al espejo durante un lapso de tiempo tan largo” o “tengo nuevas arrugas que no había visto”. Y este es el resultado de cómo funcionamos ahora, de cómo el tiempo deja de pertenecernos y dejamos de sentirnos, disfrutarnos y percibirnos para solamente producir.

Me he encontrado con clientas este pasado 2024 que han sido verdaderos testimonios inspiradores para mi y he llegado a la conclusión de que aunque mi trabajo no es “necesario” porque no nace de la hiperproductividad es mucho más útil de lo que creemos. Y en absoluto considero que sea un camino fácil a la normatividad ni una respuesta a los cánones de belleza o modas, al contrario, creo francamente que cualquiera que pasa por las manos de una estilista, cualquiera que va a la peluquería o que se dedica un masaje relajante está siendo rebelde y demoledora ya que hoy en día quien decide regalarse unos minutos e incluso unas horas de su semana está nadando a contracorriente, está luchando contra los prejuicios relacionados con la vagueza e incluso con el feminismo. 

A veces escucho discursos feministas que difieren bastante de mi percepción feminista. Creo que una persona es libre de depilarse o no, de comprar ropa a la moda o no, de maquillarse o no. Creo que es importante recalcar bien la necesidad de reflexionar sobre el punto desde donde nacen estos actos y no en ellos en sí, ¿Qué hay de malo en depilarse si eso implica poner algo de música, poner una vela aromática y reflexionar sobre cómo nos ha ido el día e incluso prepararnos para un evento que nos ilusiona? ¿Responde eso a una necesidad machista e impuesta socialmente o sólo al hecho de que se nos ha olvidado que algunas de estas actividades nacieron de darnos un espacio seguro y distendido donde poder compartir con nosotras mismas o con personas lo que nos ocurre o lo que sentimos sin ser juzgadas?

Yo amo mi trabajo y quien me conoce sabe que ni siquiera cuando elegí estudiar asesoría de imagen lo hice para complacerme ni para cambiar a nadie, literalmente mis palabras cuando me preguntaron el por qué de mi decisión fueron: “por que quiero acercar la belleza a todo el mundo”, porque todo el mundo merece sentirse bien a través de su imagen, corresponda o no a los cánones de belleza o a la normatividad social. Y creo ahora más que nunca que hacer lo que una desea, dedicarse tiempo y volver a ilusionarse es un acto de pura rebeldía.

Y tú, ¿Cuándo vas a empezar a rebelarte y a definir tus autocuidados?  

Comparte